Revisión médica completa en el trabajo. “Resultados alterados, contacte con su médico de cabecera.”
– Está todo bien – insistía ella.
Visitas semanales a mi médico, pruebas inútiles, biopsias… nada.
Una de esas pruebas, fue con el digestólogo. Tras la biopsia con resultado negativo para intestino irritable, le conté mis síntomas, tal y como hacía de manera desesperada con todos los médicos que visitaba con la esperanza de que alguien pudiera curarme.
– ¿Hay antecedentes de cáncer en tu familia?
– Sí. -respondí con tranquilidad. Es solo una pregunta básica de médicos.
Y entonces, tuve visita con neumología tras tanto tiempo con esa tos incesante y habiendo tomado todos los jarabes y pastillas existentes.
Una radiografía.
– Yaiza, ¿vienes acompañada? Espera aquí fuera, por favor.
¿Habrá salido movida? Bueno, no importa, la repetimos. Yo estaba entretenida jugando con la bata de papel que me había llevado para hacer la gracieta con mi madre en la sala de espera.
– Te visitarán mañana a primera hora en neumología.
No le di más vueltas. Había pasado 24 meses yendo de un médico a otro sin encontrar ninguna explicación.
Jamás pude llegar a imaginar lo que vendría a continuación.
Fui a mi cita con el neumólogo y él comenzó a contarme que en la radiografía se veía una lesión en el mediastino.
“Es una herida que me he hecho de tanto toser”, pensé.
Lesión, mediastino, linfoma de hodking, no hodking, tumor burkitt, tumor askin… No conocía ninguna de éstas palabras, pero parecía que yo tenía algo de eso. Me dijo que por los síntomas seguramente sería un linfoma. Tenían que hacerme una biopsia.
Me fui a casa pensando que esa había sido una visita más que, como todas las demás, no iba a llegar a ningún lado.